Hoy por hoy no existe una estrategia de crecimiento más eficiente que la multicanalidad. Esto es: llevar tus productos a nuevos canales de venta y distribución, como marketplaces y puntos físicos. ¿Qué mejor manera de llegar a nuevos clientes e incrementar las ventas que estando presente en los canales preferidos por los consumidores?
Sin embargo, la multicanalidad trae consigo un desafío crucial: la logística dispersa.
Esto es: entre más canales de venta, online y off line, más complejidad operativa. Gestionar un mayor volumen de pedidos, en diferentes plataformas (Mercado Libre, Amazon, etc…), puede ser bastante retador.
Y costoso.
¿Qué es la logística dispersa?
La logística dispersa es un modelo de distribución relacionado con una estrategia de ventas multicanal, y se caracteriza por la descentralización de las operaciones. En lugar de depender de un único almacén central, la logística dispersa se apoya en múltiples nodos. Esto permite satisfacer una demanda más grande, y de manera más rápida.
En una estrategia multicanal, estos nodos se definen por tipo de cliente (B2B, D2C, etc…), y por canal de venta. Así, una marca con clientes B2B, y que además vende al público general a través de Amazon, Mercado Libre, y su propia tienda online, podría tener 1 nodo de distribución B2B, y 3 nodos D2C, uno por canal.
Si bien ésta descentralización operativa puede ofrecer grandes ventajas para las empresas que incursionan en la estrategia multicanal, y que carecen de infraestructura logística, también presenta desafíos importantes que deben ser abordados de manera estratégica.
Por ejemplo:
La omnicanalidad es una estrategia que busca integrar todos los canales de comunicación y venta de un negocio, para ofrecer a los clientes una experiencia unificada. Es decir que no importa el canal en el que el cliente realice la compra, online o físico, la experiencia será una y la misma.
Hay dos opciones para conseguir la omincanalidad.