Al escuchar la expresión “última milla” es posible que lo primero con lo que lo relaciones sea un deporte como ciclismo o atletismo, un término que usarías para decir que ya te falta poco para finalizar la carrera.
En el mundo del e-commerce este concepto es fundamental, pues se refiere al último eslabón de la cadena de distribución de los productos que se venden. Si se falla en este último paso, de nada habrá servido todo el esfuerzo y el gesto invertidos. El cliente se sentirá molesto y probablemente no vuelva a comprar.
El concepto última milla hace referencia a la “distribución capilar”, un concepto que se utiliza en logística referirse a la distribución de los productos a cada destino. Es decir que la distribución del producto no se hace punto a punto, sino de un punto a muchos puntos, y esto es lo que se conoce como “capilaridad”, es decir: un centro envía varios paquetes pequeños a diversos puntos de destino.
"Last mile" es una frase en inglés utilizada para referirse al último recorrido de la mercancía al domicilio del cliente.
La última milla es la parte final de toda la operación logística y podría decirse que es uno de los más delicados porque tiene que ver directamente con la relación con el cliente final. La entrega directa del repartidor al cliente, justo en la puerta de su domicilio o lugar de trabajo.
Sucede con frecuencia que no existe una persona que reciba la orden, y esto ocasiona que el repartidor deba regresar o que retrase su proceso de entregas, ya que debe esperar a que se encuentre alguien para recibir el paquete.
Una solución a este inconveniente pueden ser los smart lockers, una alternativa tecnológica que mejora la recepción del producto que se ha comprado por Internet, ya que el repartidor debe abrir el locker con una combinación secreta y de esta forma puede dejar el paquete sin necesidad de un receptor físico.
Muy parecida a la anterior, ya que si el comprador no se encuentra para dar su firma, la entrega del pedido no podrá ser finalizada.
Dependiendo de la región, es posible que la cantidad de artículos a entregar sea pequeña y no se pueda crear un plan de enrutamiento rentable y eficiente; lo que haría que las empresas transportadoras usen varios vehículos pequeños para gestionar las entregas y esto, a la larga, produciría mayor contaminación que un vehículo grande.